sábado, 16 de julio de 2011

UN VERANO CALUROSO

Era verano mi hijo y yo estábamos solos en casa. Hacía calor, por lo que nos habíamos quitado algo de ropa. Él llevaba unos bóxer negros apretados nada más y yo llevaba una camiseta de tirantes y unas bragas. Nos besábamos y acariciábamos tumbados en la cama, yo podía notar como estaba totalmente erecto y le oí susurrarme… "mami… chúpamela…". Nunca habíamos llegado hasta ese punto, nuestro pecado era de caricias cada vez mas intimas, pero hasta ahí habíamos llegado, solo a intensos forcejeos eróticos. Pero esta vez y tras pensarlo un segundo, decidí darle que me había pedido ya muchas veces. Empecé a lamerle el pecho, pasando mi lengua por su abdomen, por cada uno de sus marcados abdominales hasta seguir bajando y posar mi boca sobre el bulto que se marcaba dentro de su bóxer. Se los quité, dejando su miembro tieso apuntando hacia el techo y acerqué mi boca hacia el, pero sin comenzar a mamarla. Saqué mi lengua y posé la puntita sobre su capullo, notando su sabor en ella. Acto seguido, comencé a deslizar mi lengua hacia abajo, poco a poco hasta llegar a s base y empezar el camino inverso, subiendo poco a poco hasta llegar a la punta. Realicé este mismo camino varias veces, notando como mi saliva iba cubriendo toda su polla y escuchando sus gemidos mientras se la lamía. Él estaba disfrutando de la mamada que le estaba haciendo, y hay que reconocer que yo también estaba disfrutando de ello. Tras unos diez minutos de lamerla, decidí dar un paso más y abrí mi boca completamente hasta meterme su capullo en la boca. Podía notarlo entre mis labios y comencé a bajar mi cabeza poco a poco, notando como su polla entraba centímetro a centímetro dentro de mi boca. No fui capaz de metérmela entera en la boca, porque notaba que me faltaba el aire, por lo que comencé a sacármela poco a poco. Continúe mamándosela así, metiéndomela en la boca todo lo que podía y comencé a ir cada vez más rápido, moviendo mi boca arriba y abajo por su verga. Su respiración era cada vez más acelerada señal de lo que estábamos disfrutando. De pronto, noté su mano apoyándose sobre mi nuca. Me sobresalté, pero al momento continué con lo que estaba haciendo sin preocuparme en absoluto por su mano, hasta que comenzó a empujar mi cabeza hacia abajo. Ese movimiento hizo que su falo entrase entero en mi boca, más profundo de lo que yo había sido capaz de meterme antes y de súbito, un líquido caliente empezó a desparramarse en mi boca. No podía respirar a causa de su corrida e intenté sacarme su polla de la boca para poder respirar pero él seguía empujando mi cabeza contra su polla por lo que me fue totalmente imposible sacármela de la boca, no quedándome otro remedio que tragarme todo su semen, su leche. Unos segundos después, la presión de su mano sobre mi nuca se aflojó, por lo que pude sacármela de la boca. Su corrida prácticamente había terminado aunque tras sacarla, las últimas gotas fueron a parar a mi frente y a mi pelo. Yo aún no había recuperado completamente el aire por lo que me quedé quieta a pesar de notar como las gotas de leche de mi frente se escurrían hacia abajo por el arco de mi nariz. Justo antes de levantarme de la cama para ir a lavarme, le oí decir lo bien que me quedaba la leche por la cara…

No hay comentarios:

Publicar un comentario