martes, 12 de julio de 2011

IN FRAGANTI

Llegué a casa a eso de las 11:00 y entré por la puerta de atrás, la cual da a la cocina y desde la que se puede ver el comedor, cuando entré me quedé petrificado. Uno de mis compañeros de colegio que usualmente pasaba por casa por motivos de estudio, estaba cogiendo con mama, los dos de pié. Mi madre con las tetas al aire y sus bragas por las rodillas. El besaba a mi madre con frenesí, como queriéndole comer la lengua, le chupaba la boca mientras con las dos manos la aproximaba hacia sí agarrándola por el culo. De pronto le comía la boca con violencia, como pasaba a chuparle el cuello o a comerle las tetas, manteniendo siempre bien agarrado el culo, apretando y separando los cachetes de mi madre. Mama se puso en cuclillas. De pronto, la cara de mi madre estaba ante el paquete impresionante de mi compañero, que, aunque llevaba pantalones hacía ver un enorme bulto que, sin duda, mi madre conocía muy bien por la confianza con la que le bajaba los pantalones y desabrochando los botones de los calzones introducía una de sus manos. De la bragueta de salió una verga de considerable tamaño, sobre la que mama se abalanzó ansiosa. Me sorprendió el comportamiento de mama cuando chupaba con gula el enorme capullo que se le mostró delante. Mama engullía el miembro de él con maestría, sin duda sabía como comerse una pija. Se la introducía en la boca casi entera para luego sacarla completamente y hacer como si se pintara los labios. Daba lametazos, escupía la pichula antes de introducírsela otra vez casi entera, recorría el tronco hasta su base, casi haciendo perder el equilibrio de mi amigo que todavía tenía los pantalones por los tobillos, besaba los huevos sudados de él, se los metía en la boca y los chupaba como una loca. El jadeaba y disfrutaba, y mi madre no paraba de darle placer con su lengua. Mama agarró el pene por su base con las dos manos y empezó a hacerle una paja de campeonato a mi compañero de estudios mientras mantenía el falo en la boca, dando lengüetazos, cuyos chasquidos yo escuchaba a la perfección. De pronto él comenzó a tensar los muslos y los gemelos poniéndose de puntillas y lanzando un ahogado aullido. Estaba corriéndose en la boca de mi madre, con abundancia, tanta que mama abría la boca y apenas podía contener la leche del muchacho que escurría por la comisura de sus labios, en la cara de mi madre de notaba que estaba echa una verdadera puta, y que disfrutaba con lo que hacía. Mientras yo me retiraba silenciosamente por donde había venido vi como mi compañero se relajaba exhausto, y mi madre le limpiaba la polla divinamente, como queriendo dar vida nuevamente al juvenil príapo que tenía delante.

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