sábado, 16 de julio de 2011

MADRE VOYERISTA

Hace un año me separé de mi marido, desde ese entonces no he tenido sexo con nadie, únicamente me masturbo una o dos veces a la semana o cuando por algún motivo externo me dan ganas de tener un orgasmo. El problema que tengo en estos momentos es debido a que por casualidad fui testigo del sexo que tuvo mi hijo con la novia que tiene desde hace unos tres años. Ellos se habían ido a nuestra casa, sin saber que yo estaba allí. La sorpresa para mi fue mayúscula al verlos entrar muy despreocupados a la casa, razón por la cual me escondí detrás de las cortinas de comedor donde podía observar toda la sala. Ella le dio un beso a mi hijo en la boca y le sobó el bulto de la entrepierna y lo abrazó, le dio un beso con lengua muy erótico y le colocó por encima de la pierna izquierda de mi hijo la pierna derecha de ella y al subirla hasta la cintura, pude notar la mitad de su lindo y provocativo culo, así como el liguero hermoso que sujetaba las medias a su cintura. Me estaba poniendo a mil y necesitaba urgentemente ir al baño para masturbarme, debido a la cantidad de flujo vaginal que me estaba chorreando por mis nalgas, no tenía nada prácticamente a mi alcance, sólo mis manos con los dedos recién aseados. Luego, ella, se agachó lentamente hasta arrodillarse en el piso y le soltó la correa al pantalón, le bajó los pantalones y empezó una lenta lengüeteada sobre el pantaloncillo y la verga de mi hijo, que ya estaba a punto de salirse de ese bóxer que la oprimía mas y más a medida que continuaba el lamido erótico de ella. Luego le bajó totalmente el bóxer y frente a ella quedó expuesta en su total dimensión la verga de mi hijo, un largo y muy bien formado miembro, cada vez que lo veía me salían chorritos de líquido por mi vagina y se deslizaban por mi entrepierna que hace rato estaba totalmente humedecida. A ratos no sabía que hacer, si salir de mi escondite y presentarme ante ellos como si viniera desde mi dormitorio o permanecer allí hasta el final, ésta última sería mi decisión por razones obvias a pesar de que mi subconsciente me gritaba que hiciera otra cosa. Entonces empezó la sesión de sexo oral que nunca olvidaré y que me marcó para siempre. Ella comenzó a acariciar el mástil de verga que tenía mi hijo, muy lenta y suavemente con la punta de la lengua y desde la punta de la verga hasta recorrerla en su totalidad hasta la base de los testículos; primero por debajo y luego por la parte superior y por los lados hasta dejarla completamente húmeda y lisa como pude apreciar al ver como le repasaba sus dos manos una tras de la otra por ese miembro erecto, como quien amamanta las tetas de una vaca antes del ordeño. Luego, con sus dos manos cogió a mi hijo por los lados de las piernas y comenzó a chupar la punta de la vergota, completamente erecta, con su boquita de puta insaciable, pero apenas dejaba entrar la punta rosadita y volvía a sacarla totalmente, para posteriormente volver a tomarla entre sus labios sin hacer uso de las manos. Poco a poco, en un mamada que duró aproximadamente cinco minutos, y que para mi se hizo eterna, comenzó a dejar que esa verga entrara poco a poco en su boca, luego muy despacio y lascivamente la dejaba salir totalmente para a continuación volver a retomarla y entrar rápidamente hasta la profundidad donde la había dejado en su anterior arremetida. Cuando llegó a su máxima capacidad que le permitió su boca, mediante un esfuerzo parecido al que hacen las serpientes cuando están tragando sus presas, comenzó a esforzarse para llegar lo más profundo posible, hasta que por fin alcanzaba a llegar a la raíz de ese hermoso ejemplar de verga que tenía como un ídolo que estaba adorando fervorosamente con su lengua y boca de actriz pornográfica entrenada en estos asuntos. Posteriormente volvía al mismo ritual: dejarla salir muy lentamente y posteriormente volverla a engullir hasta donde su boca se lo permitía, para finalmente hacer el proceso de esforzarse y dejarla entrar totalmente a través de su garganta. Esto último se notaba por los gestos típicos, e instintivos, de expulsar lo que con tanto cariño y dedicación estaba mamando a placer. Cuando mi hijo comenzó a tener los espasmos pre-orgásmicos, la muy zorra sacó el miembro de su boca por completo y alejó prudencialmente su cabeza sin soltar las piernas de él. Esperó unos dos minutos sin volver al ataque, siempre mirando lascivamente a mi pobre angelito que parecía entrar en desmayo ante semejante escena: verle la cara de puta satisfecha a su propia novia enfrente de su verga parada, larga, completamente hinchada y brillante por el humedecimiento producto de la mezcla de los líquidos pre-seminales que manaban por la uretra de la verga de mi hijo y de la saliva que expelía la boca de la muy puta de su novia. El acto siguiente le hizo las tres últimas mamadas hasta la raíz de los testículos y le indicó que se acostara en el piso, mientras ella arrodillada se acomodó el mini vestidito que tenía puesto, se lo estiró lo más que pudo y juntó las piernas, se agachó con la mirada puesta en la cara de mi hijo que yacía en el piso, colocó la mano derecha al otro lado del cuerpo de mi hijo y dejó la izquierda alisándose y acomodándose el cabello hacia la izquierda de su cabeza para que no hiciera estorbo en la gran mamada que le tenía preparada a aquella linda y hermosa verga, que ahora se levantaba verticalmente como un obelisco apuntando al techo. Hizo un gesto parecido a como si ya tuviera adentro completamente la verga y fuera a permitir su traspaso hacia la garganta y comenzó a dejarla entrar muy lentamente moviendo con total lentitud la lengua para darle la bienvenida a ese mástil liso que estaba entrando en esa boquita totalmente relajada. Ahora entraba hasta las profundidades de la garganta de ella sin ninguna interrupción intermedia, su nariz chocaba con el vientre púbico de mi hijo para posteriormente iniciar el igualmente lento desalojo de esa ricura de verga de esa boca ávida de estar permanentemente ocupada por ese cilindro de carne palpitante. Este mete y saca duró unos dos minutos. Luego sin dejar de succionar el falo de mi hijo, se nota que ella sabe la forma que a él le agrada y continúa saboreando su miembro con los ojos cerrados. El empuja hacia su garganta y ella responde aceptándolo y haciéndolo llegar lo más profundo que puede. Su respiración se detiene y sus mejillas enrojecen más aún mientras la verga de él permanece por un instante en el fondo de su garganta y ella acaricia sus testículos. Solo se sienten los sonidos de la boca de ella succionando. Su respiración se detiene por un instante, su cuerpo se tensa, su boca rodea con fuerza el miembro y emite un sonido ahogado mientras un orgasmo recorre su cuerpo en olas que suben y bajan. Mi hijo tampoco logra soportar más y aprieta contra si mismo la cabeza de ella mientras se vacía en su boca en sucesivas sacudidas. Ella traga y yo veo los movimientos de su garganta al tragar el semen que por oleadas se deposita en el interior de su boca. Yo también siento crecer mi excitación y mientras observo como ella lame lentamente el glande, chupando el semen que aún queda en el miembro que lentamente se reblandece en su boca, me dejo ir urgiendo mi clítoris con mis dedos y con un gemido ahogado me corro en ese silencio desesperante. Veo como el pene se desliza fuera de su boca dejando una huella mojada en su mejilla mientras yo siento los últimos espasmos de placer. Debí permanecer en mi escondite más de 20 minutos, hasta que ellos se fueron, pero valió la pena pues había descubierto dos nuevos placeres, el voyerismo… y el futuro incesto.

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