martes, 12 de julio de 2011

MI HIJO, MI MACHO

- Quiero cogerte mami… yo también tengo derecho a hacerte mía…-

Miré a mi hijo, de alguna manera no me sorprendía lo que estaba ocurriendo, frente a mí; desnudo completamente, se sobaba su verga espectacularmente erecta, se veía tan hermoso mi hijo, alto, delgado, blanco, su cara aun de niño contrastaba con su verga que era de muy buen tamaño… el bendito chiquillo salió como su padre de vergudo… desde pequeño se acostumbró a verme siempre con hombres diferentes; no fue a propósito, simplemente tuve mala suerte en el amor...

- P…pero hijo… soy tu madre… como puedes decirme eso hijito?... n… no te he dado motivo para que me faltes el respeto de esa manera mi amor…-

La voz me temblaba, no de pena… sentí como mi vagina comenzaba a arder de un modo delicioso, siempre me pasa cuando estoy al lado de un hombre que me gusta, sentí ese delicioso cosquilleo en mi entrepierna, no dejaba de mirar su verga, gorda, dura, rosada, tiesa y larga, los pelos negros, rizados de su pubis se veían tan hermosos, a mis 43 años siempre he salido con hombres mucho mayores que yo, jamás he tenido sexo con alguien tan joven... mi pequeño, a sus 18 años, ya no era mi bebe, era un hombre dispuesto a reclamar su derecho de macho… y eso me estaba poniendo muy, pero muy caliente… Cogerme a mi propio hijo era algo en lo que nunca había siquiera imaginado y de pronto tenerlo tan cerca me encendió como jamás había estado, ver su carita inocente, pero cargada de lujuria, mi niño estaba nervioso, pero se había atrevido a pedirme que fuera suya y eso merecía una recompensa…

-La abuela va a tardar en regresar mama… lo sabes bien, y no hay nadie que me impida tomarte Anamaría…-

Su voz de macho decidido me derritió y si acaso había tenido alguna duda, con eso de llamarme por ni nombre ya no… en ese instante deje de ser su madre y me convertí en solo una mujer; Anamaría… aparte de ser mi hijo me excitaba también la idea de estar en casa, aun vivimos con mi madre, pero ella estaba trabajando, así que él tenia razón… nadie estaba en casa para darse cuenta que pasaba, se me acercó tembloroso y decidido, sujetó mi cabello y me besó con deseo y pasión en los labios, cerré los ojos disfrutando esa caricia y me entregué decidida a mi propio hijo… minutos después ya estaba hincada y dándole una deliciosa mamada, me atragantaba con su verga grande pero que rico me sabía… de por si siempre e disfrutado mucho el sexo oral pero ahora hacérselo a mi hijo era mucho más delicioso, además sabía tan diferente de otras vergas, quizá por su juventud, pero que rica me sabía la verga de mi hijito que jadeaba complacido con mis mamadas.

-Aahhhgg así mamacita… agghh así mamacita rica… oogghh… que rico… que rico se siente… agghh… desde siempre había soñado con este momento… ogghh…-

Sujetaba mi cabello con fuerza, lo miré, ya no era mi bebe… su cara de lujuria, de placer, me enterneció y encendió, me empujaba su verga en la boca con dureza…

-Te espié muchas veces Anamaría… y cuando le hacías esto a tus novios… oohhh… yo deseaba que fuera a mí a quien se la chupabas mami… oohh… mamita… mamita… te quiero mucho… oogghh… gracias mami… sabia que no te ibas a negar Anamaría… eres una puta y te encanta la verga, cabrona… eres una puta Anamaría… siempre lo has sido…-

Lejos de sentirme ofendida por llamarme puta, dio en mi punto débil, desde siempre me encanta que me traten como una puta, que me hablen soez, es lo que mas me enardece... Abierta de piernas en la orilla de la cama, mi hijo me daba unas ricas mamadas, para ser la primera vez que estaba con una mujer lo hacia bastante bien, es inexperto pero estaba decidida a enseñarle todos mis trucos... que rica metida de verga me dio, me hizo gritar de verdadero placer, pues desde su padre… jamás nadie había estado dotado como ahora mi niño y en verdad que me metiera su tremenda cosa me causaba enorme placer... que ricas metidas de verga me dio mi muchachito, pero lo mejor fue sentir dentro de mí su espeso y caliente semen, que rico se corrió dentro de mí, me bañó todita de su caliente leche, me apresuré a arreglarme pues mi actual novio iría por mí, mi bebé quería que me quedara a su lado, pero no podía, por la tarde y aun habiéndome bañado; al estar con mi novio sentía como me escurría la leche de mi hijito de mi chuchita empapada, él me cogió como siempre, sin darse cuenta que estaba removiendo la leche de mi propio niño y eso me excitó mucho más… serle infiel a mi novio con mi hijo de pronto me resultó de lo mas agradable…

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