sábado, 13 de agosto de 2011

AYUDANDO A MI HIJO

Tengo 51 años, y soy viuda con un hijo de 18 años recién cumplidos. Vivo sola con él, en un departamento pequeño, por lo que poca o nada intimidad tenemos, al menos de la que normalmente se puede tener en el baño o en el cuarto de cada quien, y a veces ni siquiera en esos. Lo que he descubierto es que se masturba constantemente, la primera vez que reparé en eso fue el día posterior de su cumpleaños, me dirigí al baño, el cual se encontraba sin seguro, y entré, y me llevé la sorpresa de ver a mi hijo viéndose en el espejo mientras se masturbaba su verga muy erecta y dura, me sobresalté, él por supuesto también, pero llegué justo en el segundo en el que le fue imposible detenerse, unos chorros espesos de semen fueron expulsados con violencia, y al volverse a verme unos pocos salieron hacia mi cayendo en mi pantalón y en mi mano. Por supuesto salí inmediatamente, asustada y ya preocupada por lo que me había tocado ver. Ya en mi cuarto, al reparar esa gota de semen en mi mano y sin pensar siquiera opté por lamerlo y me lo tragué, el sabor y ese olor fuerte me extasiaron. Pero un problema de verdad me esperaba, por lo que decidí encararlo inmediatamente, salí a la sala, y ahí estaba mi hijo, que se levantaba para encerrarse en su cuarto, esto fue lo que le dije: - Mira corazón, fue parte culpa tuya y mía, yo porque, no debí haber entrado así, no se de algún modo debo hacer más ruido al caminar, y tu por no correr el seguro, eso sí, y tu lo debes saber, es completamente normal lo que has hecho y es una manera de desahogarte, no soy yo quien te lo va impedir, pienso que es tu casa y en ella tienes el derecho de hacer lo que te de la gana, claro sin incomodarme. Lo que él aceptó de muy buena gana, y siendo un chico inteligente como es lo comprendió y me pidió que olvidásemos todo, a lo que yo estuve de acuerdo. Esa misma intimidad del departamento nos ha ayudado mucho, y soy bastante abierta y se que mi hijo es bastante abierto conmigo, por lo que noto que nuestra relación es especial; bueno los días pasaron y empecé a notar como él iba varias veces al baño en el día, cuando yo estaba, 5 o 6 veces, por lo que al ser el único baño, en más de una ocasión tuve que golpear la puerta y pedirle que se apurara, para entrar y ver primero el papel higiénico en el tacho repleto de semen, segundo el olor inconfundible. Esa actitud obsesiva fue lo que me preocupó en un principio, dejé que pasasen dos semanas esperando que en definitiva que se cansara, pero no lo hacía, y ya mi preocupación rebasaba mis limites. Les juro que jamás sentí más que la normal preocupación de madre, nada de morbo o excitación a no ser el instinto que llevó a mi boca un poco de su semen, pero lo hice por probarlo, ya que no he tenido relaciones en mucho tiempo, es decir lo comí, por ser semen y no por tratarse de mi hijo. Así que primero, no fui un día a trabajar, y me dediqué a revisar su cuarto, debajo de un cajón en el fondo de un velador encontré varias revistas pornográficas, y películas, las cuales debo admitir me excitaron por lo que me masturbé siguiendo el ejemplo de mi hijo. Después de haber comprobado la fuente de sus excitaciones decidí encararlo. Nuestra relación es especial por lo que puedo preguntarle sin sonrojarme muchas cosas. -Hijo, ¿cuantas veces te masturbas al día? –Dos o tres- pero no crees que le va a hacer mal a tu cuerpo masturbarte tanto? -No, si me da ganas lo hago, no es mi culpa. -El otro día, poniendo la ropa, encontré tus revistas y películas, en verdad son buenas pero deberías dejar de verlas un tiempo. -Ya no las veo, me tienen ya aburrido, simplemente en algún momento del día que tengo una erección me calmo masturbándome, que hay de malo. Entre mí, pensaba, claro un joven de 18 años, que cada vez que se le para se masturba, no es raro que se masturbe constantemente. -Mira temo que estés volviéndote un poco obsesivo, así que te propongo una cosa, cada vez que te entre ganas, me lo dices y nos ponemos a conversar de cualquier cosa, ¿está bien?, en verdad no creo que sea correcto que te masturbes tanto-. Entre las cosas que me daban vuelta a mi cabeza, estaban el no tener dinero para pedir consejo a un sexólogo, el impedir que se masturbe tanto, y que esto se le pasaría cuando encuentre novia, así que yo con mi plan, podía al menos aminorar un poco sus masturbaciones y de lo tercero, ya que no creo en prostitutas ni hacer de casamentera se tendría que encargar él. Al día siguiente mientras veíamos una película, me dijo: -Mami, estoy con ganas-. Lo cual comprendí inmediatamente, por lo que le conversé de mi día en el trabajo, el de él en el estudio, hasta de política. Poco a poco me di cuenta que eso no resolvería nada, ya que se ponía más nervioso y extrañamente excitado, veía claramente como sobresalía su miembro del pantalón de pijama. Pero él por complacerme en ese día me dijo que no se masturbaría, pobrecito, su verga no disminuía un poco. Por lo que así se fue a acostar, y yo también, ya así en la cama, me di cuenta de mi error, así que entré a su cuarto que aún tenía la luz encendida, lo que vi fue peor que lo del baño. Estaba sentado en la cama con las piernas abiertas mirando una Playboy, masturbándose intensamente, me vino a la memoria lo del baño, y reparé en su verga que es bastante larga y gruesa. Él no paró, y dijo entre jadeos,-mami por favor sale-. Pero entré me senté a su lado, le tomé la mano, parando su accionar y con el tono más maternal posible le dije: -Dime hijo que es lo que quieres, alguna cosa te falta. Que te masturbes tanto puede ser frustración por algo más. - Quiero dejar de ser virgen, pero no con una prostituta, pero soy muy torpe con las mujeres, me dijo casi en sollozos. El espectáculo de su verga, el casi llanto de mi hijo y las ganas de ayudarlo en ese instante provocaron que me sacase el camisón quedando desnuda, me acerque a él y tome delicadamente su pene y empecé con un sube y baja muy lento, dándole pequeños apretoncitos, de pronto lo hacia más aprisa acelerando los movimientos, yo estaba excitada y a la vez emocionada de estar acariciándole la verga a mi amado hijo, mi machito, como le decía a veces con cariños, yo ya tenia mi mano llena de sus mecos y seguía masturbándolo sin soltar su pene que seguía caliente y duro. A todo esto yo tenia muy juntas y apretadas mis piernas, moviéndolas una contra la otra para frotar mis labios vaginales, y a la vez oprimir el interior de mi vagina, me movía lentamente con los cachetes de mi trasero fuertemente apretados para sentir una deliciosa presión sobre mi clítoris. Por ahí aproveché para tocarle sus huevos que estaban un poco peluditos y se los acaricié con mi mano libre, así lo seguí masturbando mientras él se quejaba de placer, -Goza lo más que puedas, y si quieres gritar hazlo, esta es tu casa- le dije susurrando en su oído, mientras yo seguía masturbándome frotando mis muslos rítmicamente entre sí, balanceándome ligeramente hacia arriba y hacia abajo para aumentar la estimulación y la tensión gradualmente buscando el orgasmo. Mi mano siguió el intenso sube y baja de la suave piel de su verga hasta que lanzó un largo quejido y sentí en mi mano las palpitaciones de su verga al momento de eyacular, entonces puse rápidamente la otra mano arriba de su glande para que su semen cayera en mi mano. En ese momento lanzó 3 o 4 chijetes de semen muy caliente y mi mano quedó bañada completamente con su esperma. En ese mismo instante apreté mis piernas hasta que me vino un orgasmo intenso y violento que me rompió, haciendo que lanzara pequeños gemidos, grité, gemí, sollocé, me estremecí de placer, incluso se me nubló la vista y se me movió el mundo, fue algo bestial. Sin decir palabra nos tendimos en la cama extenuados y relajados. Después dormí con él el resto de la noche, y al amanecer lo volví a masturbar. Le dije que de ahí en adelante yo lo ayudaría a masturbarse hasta que se consiguiese una novia. Estoy esperando que se canse de masturbarse, pero aun debo hacerle la paja una o dos veces al día, supongo que es la vitalidad de sus 18 años. Ahora pienso que cuando él se canse me cansaré yo. Me asusta eso sí el resultado sicológico que podría tener todo esto, pero disfruto inmensamente y mi hijo también.



1 comentario:

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