Mi mamá es una mujer de 55 años y bastante gorda, pero un enorme
culazo tan grande y muy lindo pesara unos 130kg., tiene una cara hermosa y unos
pechos súper extra grandes, yo tengo 18 años y mi papá 60 años y una muy buena
relación conmigo, desde casi siempre me masturbé pensando en esas hermosas
tetas, pero nunca pasó de ahí, por lo menos hasta hace casi un mes. Todas las
mañanas antes de ir a la prepa me despierto bien erecto y tengo que hacerme una
paja y de vez en cuando mancho el calzoncillo, cuando esto pasa lo hago un
bollo y lo dejo para lavar. Una de esas mañanas al llegar al cole me entero que
estaba cerrado por no haber agua, sin hacerme problema vuelvo a mi casa. Entro
apresurado para ir al baño y al abrir rápido la puerta veo a mi mamá completamente
en calzón sentada en el inodoro y masturbándose con un cepillo metido hasta el
fondo de su concha mientras pasaba su lengua sobre el semen de mi calzoncillo,
nos quedamos tiesos los dos mirándonos a los ojos por unos segundos, yo con la
boca abierta y ella con su lengua llena de mi leche, cuando siento la voz de mi
papá que me pregunta que hacía de vuelta tan temprano. Rápido cierro la puerta
y le explico lo del corte de agua, él se despidió de mí, de mi mamá con un
grito y se fue a trabajar. Me senté en el living y estuve casi 20 minutos
tratando de acomodar mis ideas, mientras en todo ese tiempo mi pija no dejó de
estar dura, no comprendía lo que pasaba, pero me excitaba y mucho. Fue entonces
cuando escucho por fin la puerta del baño y mi madre ya con su camisón puesto
se sienta frente a mí y pide aclararme lo que pasó, sin decirle una palabra la
miré a los ojos y me hice todo oído. Casi al borde del llanto comenzó diciéndome
que papá casi nunca la tocaba y que ella estaba segura que él tenía una amante,
pero que no podía culparlo ya que ella era gorda y fea y que su tremenda
calentura la llevó a excitarse con su propio hijo. Ahí la interrumpí y le
pregunté que otra cosa hacía pensando en mí, me contó que mientras yo dormía
boca arriba ella se masturbaba al lado de mi cama. Después me pidió disculpas y
juró que jamás volveríamos a pasar por esta situación, fue ahí cuando la
interrumpí y le dije que yo también era culpable ya que me había masturbado
pensado en ella mil veces y que jamás la había visto como a una gorda fea, que
al contrario la veía hermosa y muy mujer, ella no me creyó y decía que yo solo
lo hacía para hacerla sentir un poco mejor. Me paré, me puse frente a ella,
tome su mano y la apoyé en mi pija que estaba como una piedra y le dije, esto
te parece mentira, después me bajé los pantalones y acerqué su cara a mi pija y
ella la chupó gustosa, lo hacía perfecto, se notaba que sabía lo que hacía,
solo la interrumpí para tomarla de la mano y llevarla a su cuarto. Al llegar le
quité el calzón color amarillo la recosté en la cama y le dije: ahora te voy a
demostrar que no te miento, y hundí mi cara en su concha, ¡que hermoso gusto!,
que labios carnosos, chupé esos labios como un loco, trataba de meter la lengua
lo más adentro posible, estuve así como 28 minutos en los cuales ella no dejó de
gemir y le conté por lo menos cuatro orgasmos que llenaron mi boca de su
hermoso néctar, después separé sus redondas piernas, corrí un poco su gran
abdomen y le introduje hasta el fondo la pija. Gritaba como loca y cuanto más
gritaba más fuerte la cogía, veía su cara y estaba feliz, se pellizcaba los
pezones, mordía las almohadas y gritaba que me amaba que quería mi leche y que
siempre había soñado con este día. A los 10 minutos la inundé de mi leche, pero
no saqué la pija, chupé esas tetas gigantes con las que tantas pajas me hice,
mordí esos pezones redondos como un cenicero y enseguida estaba erecto de
nuevo, bombeaba como un potro y ella seguía gritando, casi disfónica, pero seguía,
acabé de nuevo, pero ahora había tardado bastante más y volví a lamerle los
pechos sin salir de ella. La miré a los ojos y de muy cerca le dije que saque
la lengua y la deje fuera de su boca, ella obedeció enseguida y aproveché para
lamer su lengua, la metí en mi boca y la saboreé toda, esto me puso al palo de
otra vez y volví a embestirla, pero esta vez estaba dispuesto a matarla a
pijazos, de a ratos la miraba y veía que lloraba de alegría, después se reía y
al rato volvía a llorar. Sin exagerar la cogí más de 40 minutos sin parar,
estaba cansado, pero orgulloso de regalarle tal cogida a mi mamá, cuando acabé me
temblaban las piernas, los brazos y todo el cuerpo, ella estaba casi desmayada
de placer, la besé en la boca, lamí todos sus dientes, chupé el sudor de su
gordo cuello y le dije al oído: prepara algo de comer que de postre te cojo
igual que ahora, pero por el culo. Ella se sorprendió y con las pocas fuerzas
que le quedaban me contó que nunca lo había usado para eso, pero que para mí desde
ahora no existía el no. Desde esa vez y al día de hoy me la cogí todos los
santos días, como es obesa no puede ponerse sobre mi ni cambiar tan fácil de
posición, pero compensa todo con la calentura que tiene, con el morbo de saber
que es mi mamá y con la hermosa sensación de hacer cornudo a papá, porque ahora
su macho soy yo.
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