Esta incestuosa historia comenzó
más o menos hace 5 años y hasta el día de hoy no se detiene. Mi historia es
con, mi querida madre, para mi es mujer espectacular. Tiene en la actualidad 57
años, apenas se le empiezan a notar algunas canas, es un poco llenita, de
estatura mediana, pero déjenme decirles que lo hace quizás hasta mejor que una
de 30. Lo nuestro comenzó un par de años antes que separan mi papa nunca se
entero de lo que pasaba en su casa, mientras el andaba de trabajando. Nunca más
e salido de casa, ya que a ellos no les molesta, yo ayudo o ayudaba con parte
de los gastos a mama le servía de compañía por que papa en ocasiones salía de
viajes se ausentaba por 15 o 20 días todo comenzó hace unos 7 años como
mencioné. Una tarde cualquiera, entré al
cuarto de mi madre, ella tiene que haber tenido unos 53 años más o menos.
Mientras ella se cortaba las uñas de los pies, (una escena para nada
excitante), ella sentada en la cama, su pijama corta se le había subido y
corrido, y su peludo sexo, estaba completamente expuesto. Ella estaba tan
absorta en su trabajo, que no se había dado cuenta y yo no dije ni hice nada
por evitarlo. Para muchos, ver a una mujer mayor, mas encima mi madre,
rellenita, de mediana estatura, sin arreglarse, mas encima cortándose las uñas,
no hubiese causado ningún efecto, sin embargo para mi , que desde pequeño me a
gustado jugar sus piecitos olerlos besarlos y masajearse los, fue eso de jugar
sus pies lo habré hecho hasta como a los 22 años casi a diario después muy de
vez en cuando lo e echo pero rara la vez prosigo con mi relato eso fue un
momento divino, ver esa vieja concha peluda ante mis ojos, que hasta el día de
hoy recuerdo a la perfección. Permanecí el mayor tiempo que pude admirando de
reojo la intimidad de mi madre expuesta, hablando de algo cotidiano, yo quería
ver mas de cerca y le dije mami yo te corto las uñas y te arreglo tus piecitos
a si que se recostó en la cama y termine lo que ella estaba haciendo tratando
de ver mas pero sin lograrlo, partí derecho al baño y me masturbe como un
quinceañero, con los ojos cerrados recordando lo vivido. Yo tenia poca vida
sexual, no era una persona buena para salir mis amigos ya estaban casados o se
habían era común que me encontrase con mi madre viendo televisión en las noches
cierta noche no fue la excepción. Estábamos sentados frente al televisor viendo
una película hasta altas horas de la noche. Era sábado, ninguno de los dos
trabajaba al otro día, y afuera llovía a cantaros. Mi papa andaba de viaje y
nosotros solos en casa bebiendo unos piscos para quitarnos el frío por el mal
tiempo. Ninguno tenía sueño y como no trabajábamos, vimos otra película mas,
casi nos acabamos la botella para esto ya eran las 3 de la mañana cuando la
película termino. Nos levantamos, apagamos el televisor y nos fuimos acostar.
Ambos estábamos bastante pasados en el trago. Mi madre entra a su pieza, las
piezas estaban heladísimas y ella me pidió que me acostara con ella porque
estaba muerta de frío y yo, con tragos de alcohol en mi cuerpo y caliente, no
dude en decirle que si pero le dije que en mi cuarto que por que es mas pequeño
y por lo tanto mas calientito. Yo lo hice con doble intención para estar más
juntos y decirle que me acostaría del lado de sus pies para estar más cómodos y
poder abrazarlos con el pretexto de calentárselos por que a ella si no se le
calientan los pececitos no se le quita el frío. Nos desvestimos cada uno en su
cuarto y luego nos metimos en mi cama las sabanas estaba heladísimas y de
inmediato le propuse recostarme del lado de sus pies ella dijo que si mi madre
se apego a mí enseguida abrace sus pies su pierna pasó se asentó sobre mi
verga. Mi mente morbosa ese rico olor su textura de sus pies y mi cuerpo falta
de sexo de inmediato le dieron la orden a mi verga que despertar pocos minutos,
se encontraba en erecta no su totalidad. No me importo que ella la notara, era
ella la que había pegado su pierna sobre mi verga y el alcohol que llevaba
puesto, me hacia ser más osado. Al poco rato, mi cuerpo estaba muy caliente,
mientras mi madre seguía fría, apegándose mas y mas a mí, haciéndome calentarme
aun mas, mientras yo le acariciaba sus frío pies y luego sus muslos. En busca
de algo más de calor me pide que me pase del otro lado la abrace por detrás. Eso
hice, la abracé por detrás, dejando mi verga descaradamente apoyada entre sus
grandes nalgas. Era imposible que ella no lo notara, pero no decía nada. Seguía
acomodándose y echándose más atrás, hasta hacerme pensar que le estaba gustando
lo que sentía entre sus nalgas. Ella también estaba pasada de copas y también
necesitada de afecto, como me lo confeso más adelante. Me dijo que había
sentido mi verga en su culo y que por más que lucho, su cuerpo se lo pedía y no
podía evitar querer sentir mas y mas presión contra esa dura verga que la tenia
loca. Fingiendo acomodarse para sentir más calor, ella se movía y yo me quedaba
quieto, apegándole toda mi virilidad contra sus nalgas, hasta que comenzamos un
suave movimiento que poco a poco fue en aumento. Sin decir nada, mi mano que
estaba en su vientre, subió descaradamente y se poso sobre una de sus tetas.
Ella, solo coloco su mano sobre la mía, acariciándomela. Aguante como dos
minutos, no mas, hasta que inevitablemente se la comencé a apretar, sintiendo
su pezón ponerse duro en clara respuesta que le estaba gustando. Como reacción
mi verga se movió, apegándosela para que la sintiera y ella, como respuesta, su
mano acarició más fuerte la mía, apretándola más contra su teta y nuestros suaves
movimientos se transformaron en un descarado roce de su culo contra mi verga
que ya estaba en su máxima expresión. Estábamos traspasando las fronteras de
cariños entre madre e hijo, y no lo podíamos evitar, hasta que sin poderse
aguantar más, se dio vuelta y nos besamos apasionadamente. Lo que paso de ahí,
ni en sueños me lo hubiese imaginado. Mi madre, a sus 53 años, era un volcán de
pasión contenida e hizo erupción esa noche sobre mí. Nos besábamos como
desesperados y nos tocábamos por todos lados. Su mano se fue directo a mi verga
y la apretó con todas sus fuerzas, masturbándome fuertemente, mientras las mías,
lograron sacar una de sus tetas de su camisón de dormir, y chupársela con todas
mis fuerzas. Ella gemía mientras yo no soltaba de mi boca esa gorda teta. Se
montó sobre mí y me puso sus grandes tetas en la cara pidiéndome que se las
chupara. Mientras mis manos le acariciaban el culo, se las chupe con todas mis
fuerzas escuchando sus quejidos, sintiendo su lengua en mi oreja mas sus
quejidos, causándome un placer divino. Su mano nuevamente se aferro a mi verga
y bruscamente la llevo a su sexo. No costo nada para que entrara, ya que su
sexo estilaba en jugos y apenas estuvo en posición, levante mi pelvis y se la
metí hasta lo, mas profundo de su ser. Se la deje enterrada hasta el fondo,
apretándola contra mí con todas mis fuerzas, escuchando sus quejidos al
sentirse completamente llena de verga. Mi madre comenzó a moverse de una manera
exquisita, subiendo y bajando , como disfrutando y sintiendo cada centímetro de
la verga de su hijo, llegando hasta el comienzo, casi sacándola, lentamente ,
para volver enterrársela hasta el fondo una y otra vez, moviéndose de adelante
hacia atrás , de lado a lado. No podía ver su rostro, ni su cuerpo, pero sus
quejidos inundaron el cuarto. Culiamos como animales. Mi madre llevaba meses
sin follar y por lo que después me comento, mi padre , como ambos suponíamos,
tenía otra mujeres en los lugares donde viajaba y a ya descargaba sus ganas,
dejándola a ella con ganas. Aparte que a la edad de mi papa, mas tantos años
casado ya tampoco se le paraba tan bien como a mi y mi madre , necesitaba a
gritos. Todo eso en conjunto, mas el alcohol, mas el morbo de estar culiando
con su hijo, la llevo a botar esa noche todas su ganas acumuladas conmigo. Realmente
ella tenía ganas acumuladas y me pedía que la follara en distintas poses. Se
coloco en cuatro patas y aferrado a sus caderas se la metí con todas mis
fuerzas una y otra vez, haciendo chocar mi cuerpo contra esas nalgas que amortiguaban
mis embestidas. Luego en un momento, ella se apodero de mi verga y me dio la
mejor mamada de mi vida. Jamás me la habían chupado con tantas ganas,
metiéndose por completo a su boca, restregándola contra su cara, chupándome los
huevos. Mi madre nunca fue una mujer cariñosa, y por lo mismo eso me llevo a
tratarla como mujer y no como madre. Le agarraba la cabeza y se la enterraba en
mi verga, la apretaba, la besaba, la chupaba. Termine montándola sobre mí y en
un monstruoso 69 le chupe fuertemente todo su sexo por mucho rato, separando
sus grandes nalgas y pasándole la lengua por todos lados. El tiempo pareció
detenerse, nada nos importaba, solo sentir y entregar placer el uno al otro.
Para que hablar del frío del cuarto, desapareció completamente. Coordinados
perfectamente coloque a mi madre en todas las poses imaginables, de boca , de
lado , de espalda, mi verga entre sus tetas, entre su nalgas , chupándole el
culo y sorpresivamente boca arriba al mismo tiempo que la penetraba chupa y me
extasiaba con sus ricos pies los chupaba mordía lamía metía sus dedos en mi
boca a ella esto le excitaba mas y metía sus dedos de la mano en su ano el
tiempo pasaba y pasaba y ninguno de los dos tenía ganas de parar, descubriendo
otra faceta de nuestra vida, con un viaje al pecado que ya no tenía vuelta. Solo
cuando, mi madre me pide que se la meta por el culo ella estando boca arriba,
todo cambio. Mi resistencia se vio flaqueada, al tener a esa mujer en esa
posición abierta completamente, gimiendo como loca, mientras su hijo, con su
verga enterrada hasta el fondo de su ano, luchaba por no acabar, pero no fue
posible. Mi leche caliente inundó el estrecho culo de mi madre, entre gritos y
jadeos, botando toda la cantidad de leche que en una hora o más de estar
follando se había acumulado nunca había eyaculado tanto como esa noche gracias
a ella. Caímos rendidos, exhaustos, transpirados. Nuestros cuerpos bañados en
sudor, nuestras bocas secas, tratando de recuperar el aliento y asimilar lo que
había pasado. Una locura, solo eso decíamos. Ese fue el primer encuentro de
muchos, todos ardientes, fogosos y alucinantes. Descubrimos que éramos el uno
para el otro en la cama. Nos gustaba hacer de todo y culiar durante mucho rato.
Las primeras semanas no dejamos de culiar ni un solo día, y varias veces en el
mismo día, sin ningún tipo de remordimiento. Solo dejábamos de hacerlo cuando
mi padre estaba en casa pero apenas salía, su hijo se metía en su cama y atendía
a su caliente esposa necesitada de sexo. Mi padre dejo a mama ya hace 3 años y
desde ese día en lugar de estar tristes lo festejamos. Ha pasado mucho tiempo,
he tenido otras mujeres, pero no he formalizado nada. Hasta el día de hoy vivo
en la casa de mi madre, pasando hacer su amante por años, ocultos de las
miradas de la sociedad nadie como ella para hacerme feliz en el sexo y todos
los aspectos.
Me encantan tus relatos son muy buenos y distintos, animo
ResponderEliminarque relato tan calentón!!!! Me gusta!!!!!!!!!!!!
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