Mi mamá tiene
cincuenta y cinco años, se divorció de mi padre durante mi adolescencia y desde
entonces está sola, no se ha vuelto a casar ni tiene novio pero eso si puedo
decirles que yo desde temprana edad me di cuenta que es muy caliente. Todo
empezó en mis vacaciones, a mi me gustaba jugar mucho en la azotea de mi casa,
y mi madre siempre me lo prohibía por que no tenia protección y le daba miedo
que me pudiera caer. Nuestra casa era modesta y solo tenia un baño en la parte
posterior, el cual tenia lamina de asbesto, no se si la ubiquen pero es una
lamina muy utilizada hace algunos años una que parece que fuera ondulada, bueno,
continuo. En una ocasión me encontraba yo jugando en la azotea y me acerque a
la parte donde estaba el baño y por curiosidad descubrí un pequeño hoyo echo
accidentalmente en una esquina de esa lamina al asomarme fue grande mi sorpresa
al ver a mi madre casi desnuda y justo en el momento en que se quitaba de la
pierna derecha una tanga que traía puesta. Por supuesto que quede impresionado
jamás había visto una mujer desnuda y menos a mi madre, la tenia tan cercas que
casi podía escuchar su respiración, no pude evitarlo y me quede pegado al
hoyito viéndola, ver como terminaba de desnudarse, su tez es morena clara y vi
que sus senos estaban grandes y muy parados, sus pezones y aureola son café
obscuro, sus piernas son largas y blanca, su vagina tenia bello púbico, y sus nalgas
estaban grandes y duritas. Hacia muchísimo calor era verano y solo abrió el
agua fría, sus pezones de inmediato se pusieron bien parados y duros y ella
empezó a tocarlos, acariciaba despacio sus tetas y las miraba, no podía creer
lo que mis ojos veían, ese día no paso a mas, ella termino de bañarse digamos
que de forma normal, pero el espectáculo de verla enjabonarse y quitarse la
espuma fue memorable, el verla así me empezó a excitar y mi verga esta a mas no
poder, tragaba saliva y se me antojaba mucho esa mujer que veía ahí desnuda. Cuando
termino de bañarse se seco con la toalla y salió del baño, para ese momento yo
ya andaba en el patio y fingí como que no prestaba importancia, ella se metió a
la casa y yo entre al baño, examine mi escondite desde dentro del baño y pude
darme cuenta que no se podía ver absolutamente nada. Continúe pasando una
revista visual al baño como buscando algo y sin esperarlo encontre mi
recompensa, adentro del baño se había quedado la ropa que hace unos momentos se
había quitado entre ellos su sostén y su tanga, primero tome el sostén y lo
olía y después la tanga, yo la tome con curiosidad, estaba muy suave como
ninguna otra prenda que mis dedos habían tocado antes y por instinto la lleve a
mi nariz, el olor de esa tanga usada era muy rico y casi me la quería meter por
las narices, le empecé a buscar forma y la extendí imaginando la parte donde mi
madre ponía su vagina, tenia una pequeña mancha blanquecino y no pude
contenerme para probarla aun estaba fresco eran sus juguitos y me supieron muy
ricos, me baje el pantalón y me comencé a masturbar mientras olía su tanga y
cerraba los ojos viendo en mi mente el cuerpo desnudo de mi madre, me la
imaginaba agachada frente a mi verga y pidiendo que me viniera en su lengua,
mientras se tocaba los senos, por momentos intercambiaba y me ponía oler su
brasier y tomaba mi pene con su tanga excitándome mas pensando en que su
puchita y mi pene algún día podrían estar juntos, tuve un orgasmo chingon y
eche mi semen en su tanga limpiándome muy bien con ese trapito tan suave. Empecé
a tomar gusto por ver a mi madre bañarse, y cada vez que me tocaba estar en
casa en cuanto ella se metía al baño yo subía rápido a las escaleras y me
tiraba en la azotea viendo por el hoyito lo que pasaba, tratando de no perder
detalle desde el momento en que se empezaba a desvestir, fueron un par de días
muy ricos por que después del baño yo bajaba y me masturbaba con su ropa
interior, a veces mas impregnada que otros días, pero siempre oliendo a su
puchita. Llego el viernes y ese era el ultimo día de labores de mi madre, desde
ese día empezaba a ponerse mas relax y pude darme cuenta que los viernes no
solo se bañaba de forma acostumbrada, se tardaba un poco mas que los 4 días
anteriores ella se metió al baño y yo subí rápidamente a la azotea a espiarla,
y esta vez fue diferente, empezó a desnudarse como de costumbre traía un
conjunto negro compuesto de una calzón de normal pero muy sexy y su sostén
negro con florecitas claras. De entre la bata de baño saco un consolador de
plástico, lo tomo entre sus manos y lo chupo un poco, empezó a pasarlo por su
vagina acariciando solo el clítoris y sus labios vaginales, se tocaba los senos
masajeando en círculos con las manos, se arqueaba un poco para atrás y se
empezaba a meter el juguete en su puchita que ya estaba bien mojada, hasta que
lo introdujo todo, en ese momento jadeo y cerro las piernas apretándolo con
gran fuerza mientras se mordía los labios y se tallaba las piernas una con
otra, se masajeaba las tetas y también chupaba sus pezones con la lengua, el
espectáculo que veía era para no aguantar mas y con gran destreza me saque la
verga empezándome a masturbar mientras ella se metía y sacaba el vibrador, no
aguante mas y comencé a venirme, para ese momento quería que el techo
desapareciera y todo mi semen cayera en su boca y sus enormes tetas, tuve una
venida chingona y continúe viendo como ella empezaba a venirse gimiendo muy
fuerte y chupándose los labios con la lengua con los ojos cerrados. Esto se
repitió muchas veces hasta que entré a la escuela nuevamente y no coincidía con
el horario de trabajo de mi madre, sin embargo a la fecha me excita verla y ver
su ropa interior cada que puedo paso a su habitación a buscar en sus cajones y
empiezo a olerla e imaginarme su cuerpo desnudo, que tiene como quince años que
no lo veo, mientras vivi en el nido siempre fui muy cariñoso con ella y durante
ese tiempo aprovechaba para abrazarla parados, acostados, por atrás y no puedo
olvidar como le repegaba la verga en las nalgas mientras la abraza, claro que
ella nunca me dijo nada, casi estoy seguro que ella le gustaba pero ninguno de
los dos nunca se atrevió a dar el siguiente paso y no llegamos más allá de unos
roces de verga, de tetas y caricias “accidentales”, tengo una foto de mi madre bañándose
en un río, ella esta sin brasier, la escondo como un tesoro y cada vez que
puedo me masturbo viéndola e imaginándomela, me imagino que le mamo las tetas y
se las acaricio como ella lo hacia y también la imagino a ella de rodillas ante
mi recibiendo toda mi leche en la boca, y en sus tetas, pidiendo mas.
Vivencias sexuales e intimas confesiones de una mujer madura, con vergas, falos, penes, priapos, pichulas, picos, pijas, dildos, vibradores...
domingo, 5 de febrero de 2017
sábado, 4 de febrero de 2017
VACACIONES EN EL CAMPO
Somos naturales
de Santander y mi padre es ingeniero naval, a mediados de junio recibió orden
de desplazarse a Japón debido a unos problemas que habían surgido en un barco y
calculaba su estancia en unos dos meses aproximadamente, mamá entonces me
propuso pasar esos dos meses en la casa de campo de los abuelos. Como a mí me
encanta montar a caballo acepté de inmediato y el día 3 de julio los dos nos
dirigimos a casa de los abuelos como se nos ocurrió presentarnos por sorpresa,
la sorpresa mayúscula la recibimos nosotros, el abuelo tenía toda la casa en
obras y sólo tenía disponible una habitación situada en la planta baja, esta
era una habitación muy grande con baño incluido y disponía de una gran cama,
mama no se amilanó y me dijo…
-En esa cama
tenemos sitio más que sobrado ¿No te parece?
Yo me quedé muy
preocupado pues en ese tiempo hacía mas pajas que un mono pero…
– Seguro que sí
mamá, si a ti no te importa por mí de acuerdo.
Ver a mi madre
en bragas y sujetador no era novedad alguna, en casa sobre todo en verano,
andar en paños menores era lo más natural del mundo, jamás vi a mamá como un
objeto sexual, creo que no la veía ni como mujer, sencillamente para mí era mi
madre, lo que desencadenó los acontecimientos que a continuación se relatan
sencillamente fue una acumulación de circunstancias.
Los primeros
días de nuestra estancia en la finca fueron de lo más normal, todo empezó a
cambiar una tarde cuando regresábamos a casa, en lugar de la finca escuchamos
un relincho tremendo, con mucha curiosidad nos dirigimos hacia allí y entre
unos árboles nos topamos con un semental dando vueltas alrededor de una yegua,
olfateándola y tratando de montarla, la yegua relinchaba y le largaba mordiscos
pero no se alejaba de él, en un momento dado y muy fieramente el semental le
largó un par de coces e inmediatamente se montó sobre ella, de sus ingles
empezó a brotar una especie de manguera de unos 60 centímetros de color negro
brillante la cual empezó cimbrear sobre la vagina de la yegua, de pronto esa
manguera comenzó a penetrar en la hembra, ella estaba totalmente sumisa y
resoplaba suavemente, yo estaba empalmado al igual que el semental pero mi
sorpresa fue cuando me fijé en mi madre, se había olvidado de que yo estaba
presente, se había sacado un pecho y se lo masajeaba suavemente con una mano
mientras que con la otra trataba de masajearse su vagina sobre el pantalón de
montar, estaba roja como una amapola y sus ojos no se apartaban ni un milímetro
del pollón del semental hasta que éste en un gran relincho descargó todo su
semen en el interior de la yegua, entonces reaccionó y un poco avergonzada
ocultó rápidamente su pecho y sin decir palabra nos dirigimos a casa, en cuanto
llegamos ella me ordenó guardar los caballos y se dirigió rápidamente a casa,
yo tenía unas ganas locas de cascarme una paja y en cuanto dejé los caballos en
la cuadra me dirigí a la parte trasera de la casa con la intención de
satisfacerme lo antes posible, estaba absorto en esa encomiable labor cuando
escuché un ligero gemido, sin premeditación me había situado justo al lado de
una pequeña ventana que tenía el baño de la habitación de la planta baja, ésta
estaba ligeramente abierta y con mucho cuidado atisbé hacía el interior y lo
que vi me dejó de piedra, mamá estaba sentada al borde de la bañera totalmente
desnuda y con las piernas abiertas al máximo, con una mano se masajeaba las
tetas y se pellizcaba los pezones estos estaban totalmente erectos, eran como
dedales, su otra mano estaba sobre su chocho con dos o tres dedos metidos en el
interior que entraban y salían a una velocidad fantástica, yo que tenía mi
polla en la mano al ver aquello empecé a sacudirla a la misma velocidad en que
ella metía y sacaba sus dedos, nos corrimos los dos al mismo tiempo y yo no
pude evitar un profundo gemido, salí corriendo con temor a que ella me
descubriera, cuando doblaba la esquina me pareció que había abierto la ventana,
no sé si me vio o no, si me vio no demostró nada en absoluto su actitud hacia a
mí era de lo más normal, no obstante al otro día en el río la noté más
cariñosa, juguetona y pegadiza. Estando en medio del río intentó meterme la
cabeza bajo el agua y yo al tratar de librarme la cogí de las tetas, ella ni se
inmutó entonces yo me hice más osado y la abracé fuertemente contra mí, mi
polla reaccionó de inmediato aún estando bajo el agua, ella la notó y siguió
sin inmutarse, ya fuera del agua jugamos a cogernos y correr, cada vez que nos
cogíamos nos refregábamos mutuamente, yo ya no veía a mi madre ya sólo veía a
una mujer muy apetecible que me estaba volviendo loco, en una de las veces que
la cogí la elevé sobre mí y al bajarla la fui refregando totalmente contra mi
cuerpo, ella se dejaba hacer y parecía disfrutarlo, al dejarla sobre el suelo
intencionadamente la cogí de las tetas, ella pareció dudar un momento y
mirándome fijamente a los ojos me apartó las manos suavemente y ahí terminaron
los juegos. Yo ya no pensaba en nada y en mi cabeza había una idea fija ¡Tenía
que follarme aquella mujer! Esa noche me acosté en pelotas y estuve pendiente
de la llegada de mi madre, al salir del baño e ir a apagar la luz por el
contraste de claridad se le transparentó el camisón y bajo él no tenía nada
puesto, eso me dio una idea, esperé como una hora mas o menos esperando se
quedara bien dormida, cuando supuse que lo estaba muy despacio me fui
aproximando a ella, cuando la toqué estaba de espaldas a mí y tenía el camisón
subido hasta la cintura, pasé mi mano por su culo muy suavemente y ella ni se
movió, me pegué totalmente a ella, la noche estaba fresquita, ella al notar el
calocillo se refregó un poquito contra mí y siguió durmiendo, muy despacio pasé
mi brazo sobre ella y con mi mano abarqué una de sus tetas e inmediatamente se
le puso el pezón de punta, dejé mi mano quietecita aprisionando el pezón entre
mis dedos pulgar e índice. Mi polla estaba como un poste de teléfono y sin
poder remediarlo empecé a frotarla suavemente por su culo y a mi cabeza
llegaban las imágenes del semental refregando su pollón por el culo de la
yegua, mama seguía durmiendo, me deslicé un poquito hacia abajo en la cama
buscando la inclinación adecuada y la cabeza de mi polla se apoyó en sus labios
vaginales, mama entre sueños emitió un ligero gemido y echó su culo más hacia
atrás, empujé mis caderas hacia ella y la cabeza de mi polla inició la
penetración en su vagina, la tenía totalmente empapada con sus jugos por lo
cual la penetración fue suavísima, en cuanto tuve la cabeza dentro me quedé
quietecito tratando de no despertarla, ella seguía con su respiración acompasada,
empujé un poquito más y mi polla fue penetrando del todo, inicié entonces un
ligerísimo movimiento de mete y saca y ella empezó a gemir, de pronto…
-¡Jo Fernando!
Sigue mi amor, me estas matando de gusto cariño.
Fernando es mi
padre y entre sueños ella lo confundió, despertó sobresaltada…
¡¡¡Roberto!!!
Pero… ¿Qué estas haciendo? Soy tu madre.
Yo la tenía bien
sujeta y no le permití que se soltara y empecé a follarla a más profundidad…
-Lo siento mamá,
ya no podía más, llevas tres días poniéndome a mil y hoy no he podido
soportarlo, imagínate que soy papá y disfruta de estos momentos, estás
deliciosa, tu coño está ardiendo y tus tetas piden a gritos que las manosee.
Mamá entonces
empezó a dar embestidas salvajes con su culo, gemía desesperadamente y para que
no escucharan los abuelos mordía la almohada con desesperación, los dos tuvimos
un orgasmo simultáneo que nos transportó al séptimo cielo, sin quitársela los
dos nos quedamos dormidos profundamente. Me desperté más tarde de lo habitual,
mamá ya no estaba en cama, me di una ducha y me dirigí a la cocina muy
desconcertado y sobre todo preocupado, ella al verme me dirigió una dulce
sonrisa y me dijo…
-¿Qué pasa
cariño? ¿No tienes pensado ir hoy al río?
-Pues claro que
sí mamá.
-Venga, entonces
desayuna, tengo la comida hecha y pasaremos allí el día ¿Te parece?
A toda velocidad
desayuné y preparé los caballos, montamos y en cuanto llegamos a nuestro paraje
particular mamá saltó del caballo y empezó a desnudarse quedando sólo con la
braguita del bikini, yo me quedé bobo mirando sus tetas y ella dice…
-Qué pasa ¿Es
que nunca viste unas tetas?
-Mamá eso es una
provocación, eso no se le hace a un hijo.
Mamá lanzó una
carcajada y se metió al río, yo me desnudé a toda velocidad y en pelotas total
también me metí en el río y me fui tras ella, ella se reía y me esquivaba hasta
que en un descuido conseguí cogerla, la abracé tiernamente y la besé en la
boca, ella aceptó mi beso y la abrió dándome su lengua, nos exploramos
mutuamente y mi polla empezó a reaccionar bajo el agua, ella la notó y al
fijarse que no tenía nada puesto exclamó…
-¡¡¡Ah
guarrillo!!! ¡Conque esas tenemos eh!
Se soltó de mí,
salió del agua a toda velocidad y echó a correr por el campo riéndose como una
loca. Veía a mamá como a la mujer más feliz del mundo. Salí detrás de ella, la
cogí y volvimos a besarnos, la recosté sobre la hierba acariciando todo su
cuerpo, sus tetas se habían puesto duras como piedras, sus pezones estaban a mil,
chupar de ellos fue una verdadera delicia, fui acariciando todo su cuerpo hasta
llegar a los pies, tenía unos pies preciosos, pequeñitos con unos dedos largos,
derechos y muy finos, cogí sus pies y uno a uno fui chupando sus deditos, ella
se retorcía de puro placer mientras me llamaba cochino, mi boca fue subiendo
por sus piernas muy lentamente saboreando la dulzura de su piel, mientras mis
manos acariciaban sus caderas, su culo, su chochito sobre la tela del bikini.
Fui besando y lamiendo sus muslos por la cara interna mientras bajaba su bikini
y en cuanto mi boca iba a entrar en contacto con su vagina trató de impedírmelo
(¡Era increíble! Nunca nadie le había mamado el coño) Con mucho cariño aparté
sus manos y deposité mis labios sobre su vagina, suavemente comencé a deslizar
mi lengua por toda su rajita, levanté sus piernas y las coloqué sobre mis
hombros quedando su coño y culo a mi total disposición, abrí sus labios
vaginales y mi lengua penetró en su hoyito todo lo que daba de sí deslicé una
mano bajo su culito y suavemente acariciaba su otro hoyito, con la otra mano
excitaba su clítoris, era tal el cúmulo de sensaciones que ella sentía que de
repente empezó a gritar y a correrse de una forma desaforada. Yo estaba loco
por follármela, me coloqué sobre ella, apunté mi pene en la entrada de su
vagina y de un empellón se lo colé hasta el fondo, a pesar de estar muy mojada
ella dio un grito (Mi pene mide 22 cm.) Pero enseguida se repuso, inició un
movimiento de caderas enloquecedor, mi polla se deslizaba en su interior suave
y dulcemente, empezó a entrarme una especie de electricidad por mi espina
dorsal, enterré mi polla hasta su mismísimo útero y descargué un gran chorro de
semen espeso y ardiendo lo cual a ella hizo que se corriera de una forma salvaje,
mi polla seguía en pie de guerra le di la vuelta la puse a cuatro patas y
esparcí sus fluidos vaginales mezclados con mi semen que brotaban de su vagina
sobre el agujero de su ano, apoyé la cabeza de mi pene en su agujerito y ahí sí
que por todos los medios trató de impedírmelo, yo estaba ciego, la tenía muy
bien cogida de las caderas y bruscamente empujé y penetró la mitad de mi polla
en su interior, ella empezó a gritar y a llorar que le dolía mucho, me quedé
quieto, acaricié dulcemente su espalda y su culito, bajé mi mano derecha a su
chochito e inicié una caricia suave sobre toda su rajita excitando
constantemente el clítoris que reaccionó rápidamente poniéndose duro como una
piedra, ella comenzó a relajarse y disfrutar de las nuevas sensaciones (Había
desvirgado a mi mama) Probé a introducir un poquito más mi polla en su ano y
esta empezó a deslizarse suavemente, mamá se había relajado totalmente y
disfrutaba a tope…
-Sigue cariño
mío, rómpele el culo a mamá mi amor, jamás en mi vida supe qué era el placer de
verdad, párteme en dos cielo mío.
Parecía que
deliraba, pero no era más que el placer tan tremendo que estaba sintiendo, yo
ya no podía más y empecé a soltar chorros de espeso semen en el interior de su
ano, ella al sentirlo dio un gran grito, empezó a convulsionarse y de su vagina
salió un chorro de flujo, tuvo una corrida total, en principio creí que se
había meado pero cuando vi mi mano quedé asombrado, era un líquido semi
transparente y espeso parecido al semen. Fue tan intenso el placer que se
desmayó. La recosté sobre la hierba y yo detrás de ella pues mi polla seguía en
su interior y además no me apetecía nada quitarla. Cuando se despertó echó la
mano al culo y sólo dijo…
-¡Cabrón me lo
has roto! Pero me hiciste la mujer más feliz del mundo.
Se giró hacia mí
y me besó dulcemente.
-Cariño ¿qué te
parece si nos damos un baño y comemos?
-Lo que tu digas
mamá ¿Me dejas que te lave?
-Puedes hacer
conmigo todo lo que tu quieras, soy tu esclava mi amor
Nos fuimos al
agua y con mi mano primero lavé su culito, todavía lo tenía dilatado y se veía
algo irritado (Por uno o dos días no podría volver a metérsela) Luego seguí con
su coñito, lo tenía todo pringado de flujos y semen, dulcemente se lo lavé y
ella empezó a retorcerse de nuevo…
-Cariño si no
dejas de tocarme por ahí no vamos a poder comer.
Hice caso de su
advertencia debido a que tenía un hambre espantosa, salimos del agua, mamá
extendió un mantel sobre la fresca hierba, puso la comida y los dos comimos con
verdadero apetito, al terminar de comer yo estaba derrengado y me quedé
dormido, desperté con una sensación extraña, era tan placentera que simulé
seguir dormido, mamá estaba sentada a la altura de mis caderas y acariciaba mi
pito suavemente, subía y bajaba la piel muy despacito, de pronto bajó
totalmente la piel dejando el prepucio totalmente al descubierto, como
hipnotizada bajó la cabeza, abrió la boca y se lo engulló totalmente, empezó a
bajar ya subir muy despacio su cabeza mientras sus labios apretaban totalmente
el tronco de mi polla mientras con la lengua apretaba el prepucio contra su
paladar, el placer que sentía era inaudito y sin poder evitarlo empecé a
descargar lechazos directamente en su garganta y ella sin inmutarse se los
tragó casi totalmente para admiración mía, jamás pensé que ella fuera capaz de
hacer algo semejante. Era ya muy tarde, nos preparamos, montamos a caballo y
regresamos a casa, desde esa mamá y yo seguimos inseparables, somos madre e
hijo y somos los amantes más queridos.
AMOR MATERNO
Por aquellos
días estuve de reposo en casa con un brazo roto. Cuando hube de ducharme vi que
era imposible pues yo solo no iba a poder. Mamá me sugirió que llenase la
bañera y me metiese en ella. Mamá me ayudaría a bañarme tal y como lo hacía
cuando yo era pequeño. Le dije que me daba vergüenza pero ella río. Me metí
entonces a bañarme y ella se aproximó con la esponja para frotarme todo el
cuerpo ante alguna protesta mía. ¡Te estado viendo desnudo toda la vida, ahora
no pasa nada! -me decía-. Intenté relajarme un poco, ella misma me dijo que
estaba tenso con lo del brazo y que me podía hacer daño dentro de la bañera si
me ponía nervioso. Siguió frotando por todo mi cuerpo, el agua y la espuma me
cubrían pero ella no dejó de frotar entre mis piernas y todo, por lo que al
relajarme experimenté una erección y ella lo hubo de notar pues no dejaba de
pasar la esponja y su otra mano libre por allí. Me tenía que incorporar y
taparme con una toalla, pero tenía la polla como un garrote tieso y me daba
vergüenza. Ella dijo que me pusiera de pie que me ayudaría a secarme, pero yo
me negaba, así que casi me obligó a levantarme y mostrarle todo. Dije para mis
adentros: ¡Tu lo has querido!, y me puse de pie casi de un salto, cuando mamá
todavía estaba inclinada sobre la bañera, por lo que mi pene quedo
prácticamente a la altura de sus ojos. Ella sólo exclamó: ¡Vaya, mi niño ya es
todo un hombre!, y procedió a secarme sin que mi erección bajase. La cosa no
pasó de ahí pero mamá hubo de verme con los ojos cerrados mientras disfrutaba
de cómo pasaban sus manos con la toalla por todo mi cuerpo. Después me fui a
dormir terriblemente excitado y con ganas de hacerme una paja; a duras penas
pude meneármela porque yo era diestro y con el brazo roto no podía, así que lo
hice con la mano izquierda y logré correrme con cierto esfuerzo. Pasaron un par
de días y tocaba bañarme otra vez. Mamá acudió a ayudarme y volvió a frotarme
con la esponja. En esta ocasión se recreó, lo hizo despacio, y yo diría que con
cierta malicia. Volví a empalmarme, pero esta vez mi glande se vio sobresalir
de la espuma y mamá se dio cuenta; seguía frotando.
– Mamá, estos
días y con el brazo roto…- le dije-.
– ¿Cómo dices?
No entiendo.
– Mamá, por
favor…- supliqué.
– No te entiendo
hijo mío -dijo-.
Ella entendía
perfectamente, pero me estaba haciendo sufrir. Quería que se lo pidiese, que se
lo indicara con las palabras exactas, así que me encolericé un poco y le solté:
– Mamá, no me
puedo masturbar.
– ¿Y que
significa eso?
– He pensado que
tú…
– ¿Quieres que
yo te haga una paja?
Oírle aquella
expresión, la palabra “paja” me excitó tanto que por poco me lanzó a morderle
las tetas, pero me contuve. Sin embargo, ella misma se desabrochó la blusa
cuando comenzó a masturbarme lentamente sin yo haber dicho nada. Me estaba
haciendo una paja deliciosa y me invitaba al mismo tiempo a meterle mano en las
tetas. Lo hice y minutos después me corrí brutalmente. Mamá era una putita que
comenzó aquel día a dar placer a su hijo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)