sábado, 4 de febrero de 2017

VACACIONES EN EL CAMPO


Somos naturales de Santander y mi padre es ingeniero naval, a mediados de junio recibió orden de desplazarse a Japón debido a unos problemas que habían surgido en un barco y calculaba su estancia en unos dos meses aproximadamente, mamá entonces me propuso pasar esos dos meses en la casa de campo de los abuelos. Como a mí me encanta montar a caballo acepté de inmediato y el día 3 de julio los dos nos dirigimos a casa de los abuelos como se nos ocurrió presentarnos por sorpresa, la sorpresa mayúscula la recibimos nosotros, el abuelo tenía toda la casa en obras y sólo tenía disponible una habitación situada en la planta baja, esta era una habitación muy grande con baño incluido y disponía de una gran cama, mama no se amilanó y me dijo…
-En esa cama tenemos sitio más que sobrado ¿No te parece?
Yo me quedé muy preocupado pues en ese tiempo hacía mas pajas que un mono pero…
– Seguro que sí mamá, si a ti no te importa por mí de acuerdo.
Ver a mi madre en bragas y sujetador no era novedad alguna, en casa sobre todo en verano, andar en paños menores era lo más natural del mundo, jamás vi a mamá como un objeto sexual, creo que no la veía ni como mujer, sencillamente para mí era mi madre, lo que desencadenó los acontecimientos que a continuación se relatan sencillamente fue una acumulación de circunstancias.
Los primeros días de nuestra estancia en la finca fueron de lo más normal, todo empezó a cambiar una tarde cuando regresábamos a casa, en lugar de la finca escuchamos un relincho tremendo, con mucha curiosidad nos dirigimos hacia allí y entre unos árboles nos topamos con un semental dando vueltas alrededor de una yegua, olfateándola y tratando de montarla, la yegua relinchaba y le largaba mordiscos pero no se alejaba de él, en un momento dado y muy fieramente el semental le largó un par de coces e inmediatamente se montó sobre ella, de sus ingles empezó a brotar una especie de manguera de unos 60 centímetros de color negro brillante la cual empezó cimbrear sobre la vagina de la yegua, de pronto esa manguera comenzó a penetrar en la hembra, ella estaba totalmente sumisa y resoplaba suavemente, yo estaba empalmado al igual que el semental pero mi sorpresa fue cuando me fijé en mi madre, se había olvidado de que yo estaba presente, se había sacado un pecho y se lo masajeaba suavemente con una mano mientras que con la otra trataba de masajearse su vagina sobre el pantalón de montar, estaba roja como una amapola y sus ojos no se apartaban ni un milímetro del pollón del semental hasta que éste en un gran relincho descargó todo su semen en el interior de la yegua, entonces reaccionó y un poco avergonzada ocultó rápidamente su pecho y sin decir palabra nos dirigimos a casa, en cuanto llegamos ella me ordenó guardar los caballos y se dirigió rápidamente a casa, yo tenía unas ganas locas de cascarme una paja y en cuanto dejé los caballos en la cuadra me dirigí a la parte trasera de la casa con la intención de satisfacerme lo antes posible, estaba absorto en esa encomiable labor cuando escuché un ligero gemido, sin premeditación me había situado justo al lado de una pequeña ventana que tenía el baño de la habitación de la planta baja, ésta estaba ligeramente abierta y con mucho cuidado atisbé hacía el interior y lo que vi me dejó de piedra, mamá estaba sentada al borde de la bañera totalmente desnuda y con las piernas abiertas al máximo, con una mano se masajeaba las tetas y se pellizcaba los pezones estos estaban totalmente erectos, eran como dedales, su otra mano estaba sobre su chocho con dos o tres dedos metidos en el interior que entraban y salían a una velocidad fantástica, yo que tenía mi polla en la mano al ver aquello empecé a sacudirla a la misma velocidad en que ella metía y sacaba sus dedos, nos corrimos los dos al mismo tiempo y yo no pude evitar un profundo gemido, salí corriendo con temor a que ella me descubriera, cuando doblaba la esquina me pareció que había abierto la ventana, no sé si me vio o no, si me vio no demostró nada en absoluto su actitud hacia a mí era de lo más normal, no obstante al otro día en el río la noté más cariñosa, juguetona y pegadiza. Estando en medio del río intentó meterme la cabeza bajo el agua y yo al tratar de librarme la cogí de las tetas, ella ni se inmutó entonces yo me hice más osado y la abracé fuertemente contra mí, mi polla reaccionó de inmediato aún estando bajo el agua, ella la notó y siguió sin inmutarse, ya fuera del agua jugamos a cogernos y correr, cada vez que nos cogíamos nos refregábamos mutuamente, yo ya no veía a mi madre ya sólo veía a una mujer muy apetecible que me estaba volviendo loco, en una de las veces que la cogí la elevé sobre mí y al bajarla la fui refregando totalmente contra mi cuerpo, ella se dejaba hacer y parecía disfrutarlo, al dejarla sobre el suelo intencionadamente la cogí de las tetas, ella pareció dudar un momento y mirándome fijamente a los ojos me apartó las manos suavemente y ahí terminaron los juegos. Yo ya no pensaba en nada y en mi cabeza había una idea fija ¡Tenía que follarme aquella mujer! Esa noche me acosté en pelotas y estuve pendiente de la llegada de mi madre, al salir del baño e ir a apagar la luz por el contraste de claridad se le transparentó el camisón y bajo él no tenía nada puesto, eso me dio una idea, esperé como una hora mas o menos esperando se quedara bien dormida, cuando supuse que lo estaba muy despacio me fui aproximando a ella, cuando la toqué estaba de espaldas a mí y tenía el camisón subido hasta la cintura, pasé mi mano por su culo muy suavemente y ella ni se movió, me pegué totalmente a ella, la noche estaba fresquita, ella al notar el calocillo se refregó un poquito contra mí y siguió durmiendo, muy despacio pasé mi brazo sobre ella y con mi mano abarqué una de sus tetas e inmediatamente se le puso el pezón de punta, dejé mi mano quietecita aprisionando el pezón entre mis dedos pulgar e índice. Mi polla estaba como un poste de teléfono y sin poder remediarlo empecé a frotarla suavemente por su culo y a mi cabeza llegaban las imágenes del semental refregando su pollón por el culo de la yegua, mama seguía durmiendo, me deslicé un poquito hacia abajo en la cama buscando la inclinación adecuada y la cabeza de mi polla se apoyó en sus labios vaginales, mama entre sueños emitió un ligero gemido y echó su culo más hacia atrás, empujé mis caderas hacia ella y la cabeza de mi polla inició la penetración en su vagina, la tenía totalmente empapada con sus jugos por lo cual la penetración fue suavísima, en cuanto tuve la cabeza dentro me quedé quietecito tratando de no despertarla, ella seguía con su respiración acompasada, empujé un poquito más y mi polla fue penetrando del todo, inicié entonces un ligerísimo movimiento de mete y saca y ella empezó a gemir, de pronto…
-¡Jo Fernando! Sigue mi amor, me estas matando de gusto cariño.
Fernando es mi padre y entre sueños ella lo confundió, despertó sobresaltada…
¡¡¡Roberto!!! Pero… ¿Qué estas haciendo? Soy tu madre.
Yo la tenía bien sujeta y no le permití que se soltara y empecé a follarla a más profundidad…
-Lo siento mamá, ya no podía más, llevas tres días poniéndome a mil y hoy no he podido soportarlo, imagínate que soy papá y disfruta de estos momentos, estás deliciosa, tu coño está ardiendo y tus tetas piden a gritos que las manosee.
Mamá entonces empezó a dar embestidas salvajes con su culo, gemía desesperadamente y para que no escucharan los abuelos mordía la almohada con desesperación, los dos tuvimos un orgasmo simultáneo que nos transportó al séptimo cielo, sin quitársela los dos nos quedamos dormidos profundamente. Me desperté más tarde de lo habitual, mamá ya no estaba en cama, me di una ducha y me dirigí a la cocina muy desconcertado y sobre todo preocupado, ella al verme me dirigió una dulce sonrisa y me dijo…
-¿Qué pasa cariño? ¿No tienes pensado ir hoy al río?
-Pues claro que sí mamá.
-Venga, entonces desayuna, tengo la comida hecha y pasaremos allí el día ¿Te parece?
A toda velocidad desayuné y preparé los caballos, montamos y en cuanto llegamos a nuestro paraje particular mamá saltó del caballo y empezó a desnudarse quedando sólo con la braguita del bikini, yo me quedé bobo mirando sus tetas y ella dice…
-Qué pasa ¿Es que nunca viste unas tetas?
-Mamá eso es una provocación, eso no se le hace a un hijo.
Mamá lanzó una carcajada y se metió al río, yo me desnudé a toda velocidad y en pelotas total también me metí en el río y me fui tras ella, ella se reía y me esquivaba hasta que en un descuido conseguí cogerla, la abracé tiernamente y la besé en la boca, ella aceptó mi beso y la abrió dándome su lengua, nos exploramos mutuamente y mi polla empezó a reaccionar bajo el agua, ella la notó y al fijarse que no tenía nada puesto exclamó…
-¡¡¡Ah guarrillo!!! ¡Conque esas tenemos eh!
Se soltó de mí, salió del agua a toda velocidad y echó a correr por el campo riéndose como una loca. Veía a mamá como a la mujer más feliz del mundo. Salí detrás de ella, la cogí y volvimos a besarnos, la recosté sobre la hierba acariciando todo su cuerpo, sus tetas se habían puesto duras como piedras, sus pezones estaban a mil, chupar de ellos fue una verdadera delicia, fui acariciando todo su cuerpo hasta llegar a los pies, tenía unos pies preciosos, pequeñitos con unos dedos largos, derechos y muy finos, cogí sus pies y uno a uno fui chupando sus deditos, ella se retorcía de puro placer mientras me llamaba cochino, mi boca fue subiendo por sus piernas muy lentamente saboreando la dulzura de su piel, mientras mis manos acariciaban sus caderas, su culo, su chochito sobre la tela del bikini. Fui besando y lamiendo sus muslos por la cara interna mientras bajaba su bikini y en cuanto mi boca iba a entrar en contacto con su vagina trató de impedírmelo (¡Era increíble! Nunca nadie le había mamado el coño) Con mucho cariño aparté sus manos y deposité mis labios sobre su vagina, suavemente comencé a deslizar mi lengua por toda su rajita, levanté sus piernas y las coloqué sobre mis hombros quedando su coño y culo a mi total disposición, abrí sus labios vaginales y mi lengua penetró en su hoyito todo lo que daba de sí deslicé una mano bajo su culito y suavemente acariciaba su otro hoyito, con la otra mano excitaba su clítoris, era tal el cúmulo de sensaciones que ella sentía que de repente empezó a gritar y a correrse de una forma desaforada. Yo estaba loco por follármela, me coloqué sobre ella, apunté mi pene en la entrada de su vagina y de un empellón se lo colé hasta el fondo, a pesar de estar muy mojada ella dio un grito (Mi pene mide 22 cm.) Pero enseguida se repuso, inició un movimiento de caderas enloquecedor, mi polla se deslizaba en su interior suave y dulcemente, empezó a entrarme una especie de electricidad por mi espina dorsal, enterré mi polla hasta su mismísimo útero y descargué un gran chorro de semen espeso y ardiendo lo cual a ella hizo que se corriera de una forma salvaje, mi polla seguía en pie de guerra le di la vuelta la puse a cuatro patas y esparcí sus fluidos vaginales mezclados con mi semen que brotaban de su vagina sobre el agujero de su ano, apoyé la cabeza de mi pene en su agujerito y ahí sí que por todos los medios trató de impedírmelo, yo estaba ciego, la tenía muy bien cogida de las caderas y bruscamente empujé y penetró la mitad de mi polla en su interior, ella empezó a gritar y a llorar que le dolía mucho, me quedé quieto, acaricié dulcemente su espalda y su culito, bajé mi mano derecha a su chochito e inicié una caricia suave sobre toda su rajita excitando constantemente el clítoris que reaccionó rápidamente poniéndose duro como una piedra, ella comenzó a relajarse y disfrutar de las nuevas sensaciones (Había desvirgado a mi mama) Probé a introducir un poquito más mi polla en su ano y esta empezó a deslizarse suavemente, mamá se había relajado totalmente y disfrutaba a tope…
-Sigue cariño mío, rómpele el culo a mamá mi amor, jamás en mi vida supe qué era el placer de verdad, párteme en dos cielo mío.
Parecía que deliraba, pero no era más que el placer tan tremendo que estaba sintiendo, yo ya no podía más y empecé a soltar chorros de espeso semen en el interior de su ano, ella al sentirlo dio un gran grito, empezó a convulsionarse y de su vagina salió un chorro de flujo, tuvo una corrida total, en principio creí que se había meado pero cuando vi mi mano quedé asombrado, era un líquido semi transparente y espeso parecido al semen. Fue tan intenso el placer que se desmayó. La recosté sobre la hierba y yo detrás de ella pues mi polla seguía en su interior y además no me apetecía nada quitarla. Cuando se despertó echó la mano al culo y sólo dijo…
-¡Cabrón me lo has roto! Pero me hiciste la mujer más feliz del mundo.
Se giró hacia mí y me besó dulcemente.
-Cariño ¿qué te parece si nos damos un baño y comemos?
-Lo que tu digas mamá ¿Me dejas que te lave?
-Puedes hacer conmigo todo lo que tu quieras, soy tu esclava mi amor
Nos fuimos al agua y con mi mano primero lavé su culito, todavía lo tenía dilatado y se veía algo irritado (Por uno o dos días no podría volver a metérsela) Luego seguí con su coñito, lo tenía todo pringado de flujos y semen, dulcemente se lo lavé y ella empezó a retorcerse de nuevo…
-Cariño si no dejas de tocarme por ahí no vamos a poder comer.
Hice caso de su advertencia debido a que tenía un hambre espantosa, salimos del agua, mamá extendió un mantel sobre la fresca hierba, puso la comida y los dos comimos con verdadero apetito, al terminar de comer yo estaba derrengado y me quedé dormido, desperté con una sensación extraña, era tan placentera que simulé seguir dormido, mamá estaba sentada a la altura de mis caderas y acariciaba mi pito suavemente, subía y bajaba la piel muy despacito, de pronto bajó totalmente la piel dejando el prepucio totalmente al descubierto, como hipnotizada bajó la cabeza, abrió la boca y se lo engulló totalmente, empezó a bajar ya subir muy despacio su cabeza mientras sus labios apretaban totalmente el tronco de mi polla mientras con la lengua apretaba el prepucio contra su paladar, el placer que sentía era inaudito y sin poder evitarlo empecé a descargar lechazos directamente en su garganta y ella sin inmutarse se los tragó casi totalmente para admiración mía, jamás pensé que ella fuera capaz de hacer algo semejante. Era ya muy tarde, nos preparamos, montamos a caballo y regresamos a casa, desde esa mamá y yo seguimos inseparables, somos madre e hijo y somos los amantes más queridos.


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