Soy viuda de 62 años, y hasta
hace unos meses viví con mi hijo divorciado, que ya tiene ya más de 30 años, él
trabaja en otra ciudad y me visitaba en sus días de descanso. En la práctica
vivía muy sola y eso me estaba afectando física y sicológicamente. Durante las
vacaciones pasadas conversamos mucho con mi hijo, tranquilos y con toda
confianza, y él me aconsejó que lo mejor para mi era buscar a alguien para no
vivir sola, pues él se iría de casa porque también necesita una pareja para
rehacer su vida, cuento corto; inicie una relación con un antiguo amigo de mi
familia, también viudo, mas de 10 años mayor que yo, tiene 73 años, se llama
Rubén y siempre me miraba desde jovencita, y varias veces intentó seducirme,
incluso cuando yo estaba casada y él también. Después cuando quedé viuda él
apareció por acá durante un tiempo y volvió a intentar algo conmigo. Pero yo le
dije que pensaba vivir sola el resto de mi vida. Así que ahora lo busqué y
comenzamos un idilio que nos llevó a que se viniera a vivir conmigo. Nos
llevamos muy bien, él es muy tranquilo y simpático, sexualmente eso sí le
cuesta mucho la erección a pesar de que toma Viagra, pero yo lo comprendo y lo
ayudo..., el único defecto que tiene es que es muy pero muy celoso, me acompaña
hasta cuando voy a comprar. Como es jubilado esta siempre en la casa. Esta
falta de libertad a veces me hace sentir algo arrepentida de haber aceptado esta
relación, además de lo sexual, ya que por su edad ya no puede darme todo lo necesito
y siempre me deja con ganas, lo hacemos una vez a la semana y nada más aunque
yo trato de excitarlo... ya le cuesta mucho que se le erecte aunque tome
Viagra. Pues bien, resulta que el viernes antepasado en la tarde llegó mi hijo,
venía con sus siete días de descanso, y como celebramos el cumpleaños de Rubén,
esa noche se quedó a dormir acá en su dormitorio. Bueno, esa noche Rubén había
tomado varios tragos y estaba caliente, así que comenzamos a culpar, estábamos
solo la luz de la tv, y cuando yo estaba acostada desnuda encima de la cama y
Rubén me estaba haciendo sexo oral sentí un leve ruido y miré hacia la puerta
que queda frente a la cama y vi que se abría un poco muy despacio, me di cuenta
de inmediato que era mi hijo que nos espiaba, eso me calentó mucho por
supuesto, y culié con mi pareja muy caliente, hasta que lo hice acabara
mamándole la verga porque no se le erectó lo bastante para penetrarme, igual él
me hizo acabar masturbándome con su dedo en mi clítoris. El otro día mi hijo
dijo que se iba a quedar más días en casa porque en el departamento se sentía
muy solo. Yo no le dije nada de que nos había espiado, y pensé que se quedaba acá
para seguir haciéndolo. Ese día en la noche le dije a Rubén que había quedado
caliente de la noche anterior y que necesitaba sexo, y dejé sin que se diera
cuenta un poquito entreabierta la puerta del dormitorio, pero muy poco para
darme cuenta si mi hijo la abría para espiarnos, y también dejé encendida la
luz de la mesita de noche. Tal como pensé, al poco rato la puerta se abrió un
tanto más. Yo culié muy caliente otra vez, y poniéndome en poses de manera que
mi hijo viera muy bien como culiaba su madre. El domingo salimos los tres a
comer afuera y lo pasamos muy bien. Noté que mi hijo y Rubén se llevaban muy
bien, incluso se echaban bromas en doble sentido, y eso me encantó. Volvimos a
casa como a las cuatro de la tarde, y como yo venía algo mareada por el vino
que había bebido, me fui a dormir una siesta, y ellos se quedaron en al sala
conversando. Yo había dormido una media hora solamente cuando se puso a llover
muy fuerte y me desperté por el ruido de la lluvia en el bacón pues había una
ventana abierta, me levanté a cerrarla y después me dieron ganas de orinar, así
me dirigí al baño. Al pasar por la puerta del dormitorio de mi hijo escuché
voces, como vi la puerta entreabierta me iba a asomé para ver que hacía ahí los
dos, lo primero que pensé es que estaban viendo algún video, quizás porno, como
estaba la puerta algo abierta miré antes de abrirla y ahí casi me desmayo con
lo que vi. Ay niño mío, mi hijo estaba sentado en su cama, con la bragueta
abierta y con toda su verga erecta afuera, y Rubén hincado ante él se la tenía
tomada con una mano mientras se la lamía y le chupaba el glande…!, mi hijo
tenía los ojos cerrados y se quejaba de gusto despacito. Me quedé paralizada
sin saber que hacer, si irme a mi dormitorio sin más, quedarme espiándolos y
gozar lo que veía, o entrar; para participar en un trío familiar o para decirle
que eran unos degenerados que abusaban de mi confianza y enojarme con ambos. Lo
pensé por unos momentos y opté por seguir mirando esa escena tan excitante a
pesar de todo lo que significaba para mí. Más lo hice por la curiosidad de
saber si mi hijo le haría lo mismo a mi pareja, aunque me fijé que Rubén no
tenia su miembro afuera ni se estaba tocando. Al poco rato mi hijo eyaculó en
la boca de Rubén y se tiró hacía atrás en la cama. Mi pareja se limpió la boca
con el pañuelo y le limpió el pene a mi hijo acariciándoselo un rato, luego el
mismo se lo guardó y corrió el cierre de la bragueta. Luego se sentó a lado de
mi hijo en la cama y se pusieron a conversar echándose bromas como si nada
hubiera pasado. Por todo esto deduje que era Rubén el que había seducido a mi
hijo, que seguramente estaba caliente por habernos espiado las noches
anteriores. Esa noche no le dije nada a Rubén, ni tampoco le dije nada a mi
hijo al otro día antes que se fuera a su departamento. Ya hace ya una semana de
esto y aun estoy completamente desorientada y no sé que hacer al respecto. No
he vuelto a tener relaciones con mi
pareja, por que aun no decido si decirle que se vaya, y aunque he hablé una vez
con mi hijo por teléfono tanto él como yo conversado solo de un asunto de
tramites y nada más. No sé si contarles a los dos lo que vi y ver como
reaccionan, o guardarme todo y seguir como si nada. Me da miedo de cómo termine
esto, no sé, si acepto la situación quizás terminemos culiando los tres juntos,
o si me enojo y Rubén se va, me quedaré sola otra vez.
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