Luego de un rato en que recuperó
la razón, aunque igual sentía latir su corazón aceleradamente, repasó en su
mente lo que había hecho y sus mejillas se ruborizaron, se sentía avergonzada,
vulgar, sucia, pero también excitada. Volvía a ver en su mente otra vez ese
miembro erecto, potente, erguido como un mástil orgulloso, veía su piel oscura,
el glande violáceo, brillante por la intensa erección, volvía a sentir en sus
dedos pecadores la sensación del tacto de la verga, esa mezcla de dureza y
suavidad a la vez. Quiso imaginar como sería tomarlo con toda la mano, sentir
esa musculatura vertical latiendo como un animal vivo y penetrante. Y más aun,
sentir esa verga portentosa hundiéndose en su sexo, abriendo su vagina como en
una nueva desfloración, pero esta vez con dolor y placer, y sintió que su vulva
se apretaba ante esa imagen voluptuosa, y su mano se movió hacia su pubis como
si fuera independiente de su voluntad, y su dedo tocó su clítoris y lo encontró
erguido, sensible, y suavemente inicio un masaje en breves círculos y contuvo
un quejido de placer, y cerró los ojos y se dejó llevar por sus deseos
contenidos de muchos años, y su dedo siguió masturbándola mas rápido, después
frenéticamente, violentamente, y de pronto sintió que su cuerpo entero se
estremecía, sintió que se hundía en un abismo sin fondo, sintió el sudor en su
frente y sus fluidos vaginales escurriendo de su vulva, y sintió el orgasmo inminente y gritó,
y entonces le vino el orgasmo como un temblor que la quebraba en pedazos y un
fuego que ardía dentro y fuera de ella y la quemaba hasta las cenizas y volvió
a gritar mientras se retorcía de un placer desconocido e intenso, y después de
unos instantes de goce supremo, se quedó quieta, detenida en el tiempo, como
dormida, hasta que fue recobrando la respiración y la calma, y mientras salía
de ese túnel voluptuoso pensó en el negro y en su verga erecta y solo recién
vino a darse cuenta de que él se había hecho el dormido cuando ella lo tocó, y
en vez de avergonzarse sonrió, y en ese momento supo que esa locura no se
detendría hasta que ella, la muy dama y señora sedujera a ese negro vergón y se
entregara a esos deseos sucios y depravados, supo que era esa la única salida a
la trampa sexual donde estaba atrapada. Supo que todo de ahora en adelante
sería inevitable.
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